sábado, 30 de octubre de 2010

La grandeza del mar.


Ruido, ruido y más ruido a mi alrededor, ensordecedor, maligno, repulsivo…

Todo gira muy rápido, aparecen las náuseas precedidas de fuerte sensación de mareo…

Entonces, cierro los ojos y me dejo llevar…

No quiero abrirlos, me esfuerzo en escuchar… y el ruido comienza a transformarse en silencio.

Sobrecogedor, frío, distante, pero agradable silencio.

Empiezo a oír el mar como un leve murmullo a lo lejos…

Fuertes olas al romper en la orilla, relajantes, lejanas y próximas a la vez en su eterno vaivén…

Ahora me oigo… ya no hay ruido!

Abro los ojos lentamente y encuentro paz en mi silencio!

(Reyes y Reinas, vagando por mundo perdido, entre el cielo y el infierno….)

3 comentarios:

  1. Siempre el mar, inspiracion y, aun en su bravura, remanso de paz.
    Yo no sabria vivir sin el.

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  2. pues yo tampoco, siempre que necesitaba estar solo, me acercaba a su orilla y allí lloraba confundiendo gotas de agua salada con lagrimas, era como muy liberador.
    un abrazo

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  3. Maile, Menalcas, este blog no sería lo mismo sin vuestras visitas.

    Muchas gracias por pasaros de vez en cuando.

    Saludos.

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