jueves, 9 de diciembre de 2010

Para dejarse llevar...


Fritz Wunderlich, uno de los más perfectos y espléndidos tenores que dio el siglo XX, trágica, temprana y ridículamente desaparecido (la víspera de su viaje a Estados Unidos, pocos días antes de su planeado debut en la Metropolitan Opera como Don Ottavio en septiembre de 1966, se resbaló y cayó escaleras abajo en casa de un amigo, murió el día siguiente); enorme en exquisitez vocal y que canta esta pieza ("Dein ist mein ganzes Herz" que traducido se quedaría en algo como "Tuyo es mi corazón") con tanta pasión, que logra de ella una de las interpretaciones más bellas y fieles que se han registrado jamás.

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